Controlar la temperatura: La temperatura en el lugar de trabajo debe estar controlada, y mantenerse dentro de los límites seguros de acuerdo con la normativa local. Es importante evitar temperaturas extremas que puedan afectar la salud de los trabajadores.
Proporcionar ropa de protección adecuada: Si el trabajo se realiza en ambientes muy fríos o calurosos, es importante que los trabajadores utilicen ropa de protección adecuada, como chaquetas térmicas o ropa transpirable.
Proporcionar suficiente hidratación: En ambientes cálidos o en trabajos que requieren un esfuerzo físico, es importante que los trabajadores tengan suficiente agua para mantenerse hidratados. Esto les ayudará a mantener una temperatura corporal adecuada.
Realizar pausas y descansos: Es importante realizar pausas y descansos durante el trabajo para evitar la fatiga y el agotamiento. Esto ayudará a reducir el estrés térmico y prevenir la exposición a temperaturas extremas.
Capacitar a los trabajadores: Es importante que los trabajadores estén capacitados para reconocer los síntomas del estrés térmico, así como para saber cómo prevenirlo y cómo actuar en caso de emergencia.
Planificar el trabajo: Es importante planificar el trabajo para evitar las horas del día más calurosas y proporcionar sombras o áreas de descanso en caso de trabajos al aire libre.
Supervisar la salud de los trabajadores: Es importante llevar a cabo un seguimiento de la salud de los trabajadores para detectar posibles síntomas de estrés térmico y prevenir su desarrollo.